Que en Estados Unidos se puede comprar de todo no es ningún secreto (también los sabores más imposibles de snacks como patatas fritas o refrescos). Desde tartas de calabaza enlatadas hasta mantequillas de sabores imposibles pasando por cereales con niveles de azúcar que harían llorar a un dietista.
Sin embargo, algunos estadounidenses, tras probar suerte en España, han decidido quedarse y no precisamente por el clima, la arquitectura o el legado cultural. No, lo suyo es pura devoción por Mercadona, un supermercado a años luz de sus cargados lineales, pero que, sin embargo, les atrapa.
Son muchos los expatriados, protagonistas de vídeos virales, que confiesan haber encontrado en el supermercado valenciano uno de los mayores motivos para no volver a casa.
En realidad, por mucho que uno esté acostumbrado a supermercados gigantescos, pocas cosas compiten con la sencillez de entrar en las tiendas en España de la cadena y salir con una cesta llena de productos frescos, platos preparados y, de paso, alguna crema facial que cuesta menos que un café en Nueva York.
Los motivos del flechazo son, seguramente, variados. Para empezar, los precios. Acostumbrados a pagar fortunas por cualquier producto mínimamente saludable en su país, descubrir que aquí pueden llenar el carro sin vaciar la cuenta corriente es, para muchos, casi un shock cultural. Luego está la calidad: frutas y verduras de temporada, pan recién hecho y una sección de pescadería que hace que cualquier intento de sushi casero en EE. UU. quede en anécdota.
Puro descanso mental
Pero si hay algo que realmente ha conquistado sus corazones es la comodidad. Mercadona es práctico. No hace falta recorrer pasillos infinitos ni perderse entre mil marcas distintas de cada cosa. "Tiene literalmente todo lo que podrías necesitar", dice una extranjera que confiesa que, cuando echa de menos su hogar, su terapia de choque es irse al Mercadona.
Aquí la selección (básicamente entre Hacendado o Hacendado) está pensada para facilitar la compra, no para abrumar al cliente con decisiones. Y eso, para quienes vienen de la tierra de las opciones ilimitadas, supone un descanso mental inesperado.
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Más allá de lo anecdótico, esta relación tan peculiar entre expatriados estadounidenses y Mercadona dice mucho del cambio de mentalidad que algunos experimentan al vivir en España. Aquí descubren el valor de la compra diaria, de los productos frescos, de no depender de ultraprocesados y, sobre todo, de disfrutar comiendo sin la sensación constante de estar cayendo en la trampa de la industria alimentaria.
Es curioso pensar que, después de recorrer medio mundo, algunos acaban echando raíces animados por la calidad de vida en España, y, en parte por una cadena de supermercados. Pero, al final, la vida es una sucesión de placeres pequeños.
Y si uno de ellos es tener a mano una tortilla de patatas lista para calentar y un hummus decente por menos de dos euros, ¿quién puede culparlos? En realidad, puede que no tengan Trader Joe's, ni Whole Foods, ni esos colosales Costco de suburbio que empiezan a proliferar en Europa. Pero tienen Mercadona. Y, para muchos, eso basta.
Foto | @clariequinn__/Tik Tok
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